sábado, 31 de diciembre de 2011

Cázulas. Historia y Patrimonio.

Galería 1. Palacio de Cázulas.

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Galería 2. Sierra de Cázulas.


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Sierra de Cázulas.

Su situación en el contexto físico del Sistema Almijara.

Desde un punto de vista geológico la sierra de Cánulas y la costa granadina se define como una sucesión de mantos de corrimiento, conocida como Complejo Alpujárride, desplazados durante el plegamiento alpino. Es por ello que presenta una gran complejidad y superposición de materiales.


Sanz de Galdeano y López Garrido: “Revisión de las unidades alpujárrides
                         de las sierras de Tejeda, Almijara y Guájares

A este respecto, la alternancia de materiales carbonatados (calizas y dolomías) y silíceos (esquistos, cuarcitas y filitas) ha resultado esencial para la conformación del relieve y de los suelos. Sobre los primeros, la acción erosiva, materializada por un complejo entramado de barrancos y ramblas, ha ido conformando un relieve agreste, propio de los paisajes Kársticos. En los segundos, aunque también ha dado lugar a un terreno de difícil conformación, las formas son más suaves, manifestándose con frecuencia en conjuntos de colinas, con laderas muy en pendiente pero no insalvables.
El comportamiento de los suelos también es diferente. Los suelos calizos, cuando existen, son de escasa potencia y por lo general bastante pobres; mientras que los silíceos, impermeables al contrario que los anteriores, presentan una mayor potencia gracias a la alteración de la roca madre, si bien no son de gran calidad.
Hay que apuntar cómo esta superposición de materiales carbonatados y silíceos es una constante en la zona, circunstancia que es especialmente detectable en su área occidental -Sierra Almijara-, pues en la oriental puede hablarse de dos conjuntos donde se aprecia un claro predominio de uno u otro material: los calizos en Sierra Lujar y los silíceos en La Contraviesa.
Pero junto a la preeminencia de la montaña el otro gran elemento definitorio son las llanuras costeras. Ocupan un espacio mucho menor, siendo sólo destacable dos de las situadas en la parte occidental. Nos referimos a las desarrolladas en la desembocadura de los ríos Verde y Seco, en cuyo centro se encuentra Almuñécar; y en su tramo final por el Guadalfeo, donde se ubican Salobreña y Motril.
La formación de estas llanuras ha seguido en todos los casos unas pautas similares. Se han generado durante el Cuaternario a partir de los aportes sedimentarios procedentes de los conjuntos montañosos del interior. Éste ha sido un proceso constante, aunque no lineal, al haberse visto sujeto a distintos ritmos. A ello han contribuido tanto las alternancias climáticas como los movimientos eustáticos del mar, pero la mayor incidencia ha correspondido a la acción del hombre.
Así, la formación de estas llanuras se aceleró a partir del siglo XVI, como consecuencia de una progresiva degradación de la cubierta vegetal del interior6. Ésta obedeció a diversas causas directas, como la extensión de la agricultura extensiva o las talas masivas para la industria de la caña de azúcar, pero explicables dentro del nuevo marco de relaciones generadas tras la conquista. Es en la llanura, o en los piedemontes que la bordean, donde encontramos las mejores condiciones para el desarrollo de la agricultura, con relieves donde la pendiente no resulta excesiva y unos suelos más idóneos, formados por sedimentos cuaternarios (limos, areniscas, gravas...). No es extraño por tanto que, al menos desde la época antigua, hayan sido objeto de una ocupación más densa en comparación con la montaña, aunque esta relación ha variado notablemente de un periodo a otro. Al respecto, la situación actual supone una ruptura con el pasado, pues mientras se asiste a un proceso de masificación en torno a estas llanuras, que en general afecta a todo el litoral, muchas zonas del interior se encuentran afectadas por un rápido proceso de despoblamiento y pérdida de identidad.


Mapa geológico del sector del Rescate, Sierra de Cázulas y Sierra del Chaparral.

El clima.

El estudio pluviométrico de la zona presenta grandes variaciones en las precipitaciones anuales, que oscilan entre los 400 mm anuales de Almuñécar o Nerja a los 1000 mm de Arenas del Rey, Alcaucín o Alfarnate, siendo los meses de diciembre, enero y marzo los más lluviosos y el más seco, julio.
En cuanto a las temperaturas se distinguen tres zonas. La primera, de influencia marina, que incluye no sólo a Nerja y Almuñecar, sino también a municipios como Otívar, en donde las temperaturas pueden oscilar entre los 4 y 30 grados. La segunda zona sería propia de sierra con temperaturas que van de los cero a los 22 grados, y el tercer área corresponde a las Tierras de Alhama donde pueden variar entre los -3,1 grados a los cuarenta en verano.
En la parte baja de la Cordillera litoral, el clima del que disfrutamos es básicamente Mediterráneo, de suaves inviernos y cálidos veranos; de lluvias torrenciales ocasionales, que coinciden con los equinoccios. La singularidad del clima de esta región la proporciona su situación geográfica. Protegida de los frío vientos al norte por las Sierras de Alhama, de Tejeda y de Almijara, su latitud subtropical es uno de los motivos fundamentales por los que disfruta de unas 3.000 horas de sol al año.
         La influencia del Mediterráneo en las temperaturas hace que no varíen en demasía, ya sea la ambiental o la del agua marina, ambas son agradables durante todo el año.
         Hay tres tipos de clima, aunque no hay muchas variaciones entre ellos. La zona costera goza de un clima excepcional con una temperatura media de 10º C. en enero y de 25º C en el mes de agosto. En los valles interiores, el clima es algo distinto, los inviernos son más fríos y los veranos más calurosos. Las poblaciones que están por encima de los 900 metros de altitud tienen inviernos más fríos y los veranos son un poco menos cálidos que en la Costa.

La Sierra de Cázulas con los picos nevados, en una situación normal de invierno.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Almuñécar fenicia

       En el año 2006 publicamos, en la revista almunecab, el texto completo de las excavaciones que el profesor Pellicer realizó en el Cerro de San Cristóbal, y que supusieron un hito en los estudios sobre la colonización fenicia en la Península: Excavaciones en la Necrópolis púnica "Laurita"(Exc. Arq. España, 17. 1962).
      En el año 2007, después de 45 años de aquella excavación, el mismo profesor Pellicer reedita su obra, actualizada con los últimos descubrimientos y con una extensa bibliografía.
Recuperamos este último texto, publicado en los Cuadernos de Arqueología Mediterránea.

Manuel pellicer Catalán: "La Necrópolis "Laurita" (Almuñécar, Granada), en el contexto de la colonización fenicia".

Presentamos algunas de las imágenes que han hecho de esta excavación uno de los hitos de la arqueología fenicia en España.
Los fenicios y sus contactos con el interior de la provincia de Granada.
    El texto de los profesores Medero Martín y Ruíz Cabreros fue publicado el año 2002 en la revista de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla.


        Desde la segunda mitad del siglo VIII a.C.. o siglo IX A.C. en fechas calibradas, existió un importante asentamiento fenicio en Sexi-Almuñécar. Las fechas calibradas del siglo IX A.C. parecen coincidir con la cronología histórica de los nombres inscritos de varios faraones egipcios grabados en las urnas funerarias de calcita-"alabastro": Osorkón II, Takelot y Shoshenq III. Estos vasos, probablemente conteniendo vino, pudieron llegar a la Península Ibérica como presentes diplomáticos para garantizar la llegada regular de estaño, bronce y plata a Egipto durante el siglo IX A.C., y su reutilización funeraria debió ser posterior. Las tres dataciones del siglo IXA.C. para la fase IV del Cerro de la Mora, ya con importaciones fenicias como platos de barniz rojo, una lucerna o un oinokhóe, o los platos de barniz rojo y ánforas R-l de la fase IV del Cerro de los Infantes, ponen en evidencia que la penetración fenicia alcanzó rápidamente el interior de la Vega de Granada, ascendiendo por los ríos Verde y Cacín. Esta ruta debió ser la causa principal del establecimiento de Sexi, de cuya prosperidad es fiel reflejo la necrópolis de Laurita, ruta en la que la sal de la Malá probablemente fue exportada hacia Sexi para salar carne y preparar salazones de pescado

La fundación de Sexi-Laurita y los incios de penetración de los fenicios en la Vega de Granada

jueves, 8 de diciembre de 2011

Recorrido por los castillos y fortalezas de Almuñécar-La Herradura.

Ruta 1. 
Fortaleza de Cerro Gordo (La Herradura).

Mapa de la costa del Reino de Granada. Detalle. José Dusfrene, 1771.


            Localización:
Oeste de la ensenada de La Herradura, antigua carretera nacional: Almería-Málaga.
            Accesos:
En automóvil, desde La Herradura hacia Nerja, desvío a la derecha antes del túnel de Cerro Gordo. Final del trayecto en el mirador.
            A pie, desde el mirador, a través de un camino que forma parte de una ruta senderista.
            Entorno físico:
Incluido en el Paraje Natural de Acantilados Maro-Cerro Gordo, entre los términos de Maro y La Herradura, una estrecha franja de 12 Kms. paralela a la costa, incluida una milla de franja marítima.
            Cerro Gordo forma parte de la Sierra de la Almijara, unidad geológica de origen sedimentario constituida por mantos de corrimiento con una formación inferior de filitas y otra superior de calizas y dolomías, que constituyen los materiales característicos del Paraje Natural.
            El modelado del parque, principalmente los acantilados y calas han sido consecuencia de la acción erosiva producida por las aguas superficiales y la acción del mar. Esta última ha modelado el paisaje costero y los fondos marinos, en parte cubiertos por las rocas desprendidas de los acantilados cercanos.
            Las playas aparecen en el fondo de los barrancos, formadas por la erosión de ríos y ramblas. Constituidas por cantos rodados y arena gruesa, materiales desprendidos de las últimas estribaciones de Almijara.
Torre-Atalaya de Cerro Gordo. Cara noroeste .
            La gran actividad erosiva de la zona, debido al carácter torrencial de las precipitaciones, las fuertes pendientes, la falta de cobertura vegetal, la acción del oleaje y los efectos del hombre sobre el medio hace que aparezcan suelos muy poco desarrollados, con escaso perfil y bajos en materia orgánica.
            Almijara presenta elevaciones que superan los 1800 metros, de ahí su mayor pluviometría, reflejada en numerosos cursos de agua, la mayoría de pequeño trazado, que aseguran la existencia de manantiales durante buena parte del año.
            Las características climáticas: suavidad de las temperaturas en el invierno y baja amplitud térmica anual, verano seco y unos valores de precipitaciones entre los 400 y 450 mm. al año, explican los rasgos de la vegetación:
            Incluido dentro de la vegetación mediterránea de especies de hoja perenne, los restos de flora autóctona han desaparecido, principalmente por la acción del hombre: cultivos, ganadería, talas indiscriminadas e incendios. Aparecen diseminados parte del estrato arbustivo de coscoja y lentisco. En un mayor nivel de degradación, especies esteparias como el romero y las aulagas. Las repoblaciones de pino carrasco aseguran hoy el estrato arbóreo de la zona. Sólo en algunas zonas del interior es posible encontrar restos del encinar mediterráneo.
Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama 2004